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Ya que me han honrado con su visita, permítanme que vaya a buscar algo de comer para que repongan fuerzas antes de seguir su camino.

Ellos respondieron:

— Bien, haz lo que dices.

Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara, y le dijo:

— ¡Rápido!, toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas.

Después Abrahán fue corriendo a la vacada, tomó un becerro tierno y cebado y se lo dio a su sirviente, que a toda prisa se puso a prepararlo.

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